INTRODUCCIÓN

Los gatos, nuestros elegantes y misteriosos compañeros, son lamentablemente más propensos al estreñimiento que sus contrapartes caninas. Y aunque pueda parecer un tema "escatológico", la verdad es que el estreñimiento en gatos es un problema serio que requiere nuestra atención inmediata. Detectarlo a tiempo y actuar rápidamente puede evitar complicaciones graves, ¡incluso cirugías!

• Heces inusuales: Observa la bandeja de arena. ¿Encuentras bolitas muy duras y pequeñas, o peor aún, no hay heces durante varios días?

• Dolor abdominal: Tu gato puede tener la tripa muy dura y manifestar dolor al intentar tocarle. En casos avanzados, incluso podrás palpar heces duras en su intestino.

• Vocalizaciones: Escucha si tu gato emite sonidos guturales o maullidos de dolor al intentar defecar.

• Falta de higiene: Un gato estreñido puede dejar de acicalarse, luciendo un pelo hirsuto, descuidado y un aspecto general desmejorado.

• Visitas infructuosas al arenero: Verás que tu gato entra al arenero, se posiciona y permanece mucho tiempo sin conseguir hacer nada. Esto puede repetirse varias veces al día.

• Pérdida de apetito y vómitos: Un intestino lleno puede quitarle las ganas de comer y provocar vómitos.

• Pérdida de peso: En casos crónicos, el gato puede empezar a adelgazar y su cuerpo se degradará.

• Dieta baja en fibra: La fibra es esencial para una buena motilidad digestiva. Una dieta deficiente en ella puede ralentizar el tránsito intestinal.

• Falta de hidratación: Una ingesta insuficiente de agua deshidrata las heces, dificultando su evacuación.

• Obesidad: El sobrepeso puede afectar la movilidad y la función intestinal.

• Dolor por problemas traumatológicos o neurológicos: El dolor en caderas o columna vertebral (artrosis, antiguas fracturas) puede impedir que el gato se posicione correctamente para defecar, lo que lleva a la retención de heces.

• Cuerpos extraños o bolas de pelo (tricobezoares): Los gatos pueden ingerir objetos (gomas de pelo, hilos) que causan obstrucción. Las bolas de pelo son un problema común, especialmente si el tránsito intestinal está ralentizado, ya que no pueden eliminarse y pueden obstruir el intestino.

• Problemas etológicos (comportamentales): A veces, la causa no es médica. Un arenero sucio, una ubicación inadecuada o el tipo de arena pueden hacer que el gato evite usarlo, reteniendo las heces.

Tratamiento y prevención

• Aumentar el consumo de agua: Ofrece varios bebederos, fuentes de agua, comida húmeda, y asegúrate de que el agua esté siempre fresca y limpia. Considera productos en el mercado diseñados para aumentar su ingesta de agua (como Hydracare).

• Aumentar la fibra en su dieta: Pregunta a tu veterinario por alimentos ricos en fibra que favorezcan el tránsito digestivo.

• Cepillado frecuente: Especialmente en gatos de pelo largo, el cepillado regular ayuda a prevenir la formación de bolas de pelo.

• Aumentar el ejercicio: Evita una vida sedentaria. El juego y la actividad física favorecen la motilidad intestinal.

• Malta para gatos: Un producto específico para ayudar a eliminar las bolas de pelo.

• Ten un enema rectal en casa: Si tu veterinario ya te ha recetado uno, puedes tenerlo a mano para futuras situaciones (¡siempre bajo supervisión veterinaria!).

• Areneros adecuados y limpios: Ubícalos en lugares tranquilos y asegúrate de que sean apropiados en forma y contenido de arena. Recuerda la regla N+1: si tienes N gatos, debes tener al menos N+1 areneros (por ejemplo, 2 areneros para un solo gato). ¡Y la limpieza constante es fundamental!

El estreñimiento se define como la incapacidad del gato para defecar con normalidad. Pero, ¿cómo identificarlo? Presta atención a estas señales clave:

El estreñimiento felino puede tener múltiples causas, y a menudo, es la combinación de varias las que lo desencadena:

Siempre que notes que tu gato lleva más de 48 horas sin defecar y presenta alguno de los síntomas mencionados (falta de apetito, vómitos, esfuerzos infructuosos en el arenero, maullidos de dolor), es crucial llevarlo al veterinario sin demora.

En algunas situaciones de estreñimiento leve, un cambio de dieta, ajustes en la rutina del gato o el uso de enemas rectales pueden ser suficientes. Sin embargo, otras situaciones, como las causadas por dolor en la cadera o la columna vertebral, requerirán un tratamiento específico y una valoración más exhaustiva.

Tu veterinario podría aconsejar una radiografía abdominal (¡algo que siempre recomiendo!). Esto es porque, a veces, el colon del gato se llena tanto de heces que se distiende, formando lo que se llama un "megacolon". En este estado, el colon pierde su capacidad de mover el contenido fecal. Además, las heces pueden volverse extremadamente duras, incluso con consistencia mineral, formando un "fecaloma" que no puede moverse y causa un dolor inmenso. En estos casos, un enema normal no será suficiente, y serán necesarias una o varias lavativas para remover las heces manualmente.

Por supuesto, el tratamiento más adecuado siempre debe ser prescrito por tu veterinario, quien conoce a tu gato y su historial.

¡Por favor, NUNCA automediques a tu gato! Muchos medicamentos de uso humano son tóxicos para ellos y podrías causarle más daño que beneficio. Confía en tu veterinario, que es su médico. Sé que insisto mucho en esto, pero es vital recordar que no todos lo saben, y la automedicación puede tener consecuencias muy graves.