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Hernia Discal en Perros y Gatos: ¿Por qué mi mascota no camina y qué hacer?

by - diciembre 17, 2025

 


🚨 Guía clínica sobre daños medulares, razas predispuestas y por qué la radiografía no es suficiente para salvar su movilidad.

Introducción: Un diagnóstico que no puede esperar

Ver que tu mascota pierde repentinamente la movilidad en sus patas es, posiblemente, una de las experiencias más aterradoras para un propietario. Como veterinaria especializada, entiendo que en ese momento de crisis, la información clara y la rapidez de acción son las únicas herramientas que pueden marcar la diferencia entre una recuperación total o una secuela permanente.

En esta segunda entrega sobre la parálisis en pequeñas especies, profundizaremos en la patología más frecuente que causa daños en la médula espinal: la hernia de disco.


1. El origen del colapso: ¿Qué ocurre dentro de la columna?

La médula espinal es el canal de comunicación maestro de tu mascota; si ella sufre presión, la información no llega a las extremidades. Una hernia discal ocurre cuando el material del disco intervertebral se desplaza o se rompe hacia el canal medular, comprimiendo los nervios.

Esta compresión no solo genera un dolor intenso (comparable a una descarga eléctrica constante), sino que corta el suministro sanguíneo a la médula, lo que lleva a la pérdida progresiva de sensibilidad y movimiento.


2. Razas en riesgo: La genética detrás de la parálisis

Aunque cualquier mascota puede sufrirlo, la conformación física juega un papel determinante. En mi experiencia clínica, existen dos razas que presentan una predisposición anatómica alarmante debido a su columna:

  • Teckel (Perro Salchicha): Su columna excesivamente larga soporta tensiones mecánicas únicas que predisponen a la degeneración discal temprana.

  • Bulldog Francés: Las malformaciones vertebrales congénitas en esta raza suelen ser el precursor de hernias agudas.

Si convives con una de estas razas, la prevención y la detección temprana de rigidez o dolor al caminar son fundamentales.


3. El error más común: Confiar ciegamente en la radiografía

Aquí es donde el prestigio clínico y la tecnología se encuentran. Es vital que los propietarios comprendan una realidad médica: las hernias de disco no pueden diagnosticarse únicamente por radiografía.

En una placa de rayos X podemos ver los huesos (vértebras), pero no el tejido blando (la médula y el disco). Si bien una radiografía puede darnos pistas, para determinar el grado de daño medular y planificar una solución real, la Resonancia Magnética (RM) es imprescindible. Sin ella, estamos intentando reparar una autopista sin ver dónde está el bache exacto.


4. Protocolos de tratamiento: ¿Medicación o Cirugía?

El tiempo es tejido medular. Dependiendo de la gravedad y el tipo de hernia, existen dos vías principales:

  1. Tratamiento Médico Conservador: Indicado en fases iniciales. Incluye analgésicos específicos, antiinflamatorios y un reposo estricto en jaula o parque para permitir que la inflamación ceda.

  2. Tratamiento Quirúrgico de Urgencia: Cuando la parálisis es aguda o la sensibilidad profunda está comprometida, la cirugía descompresiva inmediata es la única opción para evitar que el daño sea irreversible.


Conclusión: La importancia de actuar hoy

No todas las hernias son iguales y cada hora de espera cuenta. Si tu perro o gato arrastra las patas o llora al intentar levantarse, acude de inmediato a un centro de urgencias.

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¡Un fuerte abrazo, animaleros!

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