Meningitis en Perros y Gatos: ¿Por qué mi mascota no camina y qué hacer?

Ver que tu mascota pierde repentinamente la movilidad en sus patas es, posiblemente, una de las experiencias más aterradoras para cualquier propietario. Como veterinaria clínica con años de experiencia, entiendo que en ese momento de crisis, la información clara y la rapidez de acción son las únicas herramientas que pueden marcar la diferencia entre una recuperación total o una secuela permanente.

En esta tercera entrega de nuestra serie sobre daños medulares, vamos a profundizar en la "segunda gran sospechosa" de la inmovilidad: la meningitis veterinaria.

1. ¿Qué es realmente la meningitis en nuestras mascotas?

La meningitis es, básicamente, una inflamación de las meninges, las capas protectoras que envuelven el cerebro y la médula espinal. Imaginad que la médula es el cable principal de un ordenador; las meninges son el plástico protector. Si este plástico se inflama, "ahoga" el cable y las órdenes de movimiento no llegan a las patas.

Causas principales: ¿Infección o Autoinmunidad?

En la práctica clínica, clasificamos esta inflamación según su origen:

• Causa Infecciosa: Producida por agentes externos como bacterias, virus u hongos.
• Causa Inmunitaria: Es, lamentablemente, la más frecuente. Aquí es el propio sistema de defensa del animal el que, por error, ataca a su tejido nervioso.

2. Razas con "bandera roja": El factor genético

Aunque cualquier mascota puede sufrirlo, la meningitis es bastante más notoria en perros que en gatos. Existen ciertas razas que presentan una predisposición anatómica y genética muy marcada:

• Bichón Maltés: Muy propenso a padecer inflamaciones del sistema nervioso de tipo necrotizante.
• Yorkshire Terrier: Otra de las razas pequeñas que encabeza las estadísticas de ingresos neurológicos por esta causa.
• Pugs y Beagles: También suelen presentar variantes específicas de esta enfermedad.

3. ¿Cómo saber si es meningitis? Síntomas de alarma

A diferencia de una fractura, la meningitis suele dar señales sistémicas. Si notas estos signos, acude de inmediato a urgencias:

• Dolor cervical intenso: El animal tiene el cuello rígido y grita si intentas acariciarlo o si intenta bajar la cabeza para comer.
• Fiebre: A menudo presentan picos de temperatura que no remiten con medicación común.
• Ataxia: Camina como si estuviera borracho o cruza las patas de forma extraña.
• Hipersensibilidad: Reaccionan con dolor ante el contacto físico más leve en el tronco o cuello.

4. El diagnóstico: ¿Por qué no basta con una radiografía?

Este es el punto más importante para los propietarios: las patologías del sistema nervioso no se ven en una radiografía simple. Para confirmar una meningitis y no confundirla con una hernia discal, necesitamos tecnología avanzada:

• Resonancia Magnética (RM): Imprescindible para visualizar la inflamación del tejido blando.
• Extracción de líquido cefalorraquídeo (LCR): Analizamos el líquido que baña el sistema nervioso para confirmar el origen (infeccioso o inmune).

5. Tratamiento y Pronóstico: Hay esperanza

La gran noticia que diferencia a la meningitis de las hernias de disco es que no requieren un procedimiento quirúrgico.

El tratamiento es puramente médico y conservador. Utilizamos protocolos de inmunosupresores y corticoides para detener la inflamación. Con un diagnóstico rápido, la mayoría de los pacientes responden muy bien y llegan a tener una excelente calidad de vida.

Conclusión: El tiempo es movilidad

En neurología veterinaria, cada hora cuenta. Si tu perro o gato arrastra las patas o parece tener un dolor agudo e inexplicable, no esperes a mañana.

¡Un fuerte abrazo, animaleros!